Dedica tiempo a los retoques finales
Independientemente de lo bien que te sientas con tu toma final, querrás hacer una ligera edición posterior. Con unas sencillas técnicas de edición, puedes convertir tu mezcla en algo de lo que te encantará presumir.
Lo más básico que querrás limpiar en prácticamente cualquier mezcla grabada son los niveles de volumen. Como hemos dicho antes, quieres grabar con tus salidas a salvo de los rojos, pero el producto final debe tener el mismo volumen que lo que el oyente escuche antes o después. Subir el volumen de todo el archivo en un DAW o software de edición de audio es una solución rápida y fácil.
Probablemente también quieras normalizar los niveles. Aunque no pierdas de vista los canales, es probable que haya picos y bajadas de volumen en algún punto de la mezcla, creando pausas o saltos de energía. Esto también tiene fácil solución, incluso si no tienes experiencia con la edición de audio. Sea cual sea la DAW que utilices, con una rápida búsqueda en YouTube aprenderás rápidamente a ajustar el volumen de una parte específica de un archivo.
Lo que estamos describiendo aquí es básicamente compresión manual: el proceso de reducir el rango dinámico de tu mezcla para que suene más cohesionada. También puedes hacerlo automáticamente utilizando plugins o funciones integradas en DAWs y otros programas. No obstante, conviene proceder con cautela. Utilizada correctamente, la tecnología de compresión puede hacer que tu mezcla suene completa, con garra y limpia. Pero también puede restarle vida a la mezcla (al fin y al cabo, sigue siendo deseable un cierto rango dinámico). Si utilizas algún tipo de software para comprimir tu mezcla, compara cómo suena antes y después para asegurarte de que el resultado suena mejor en general.
Esto puede parecer controvertido para algunos, pero los métodos de edición de audio básicos abren otra opción muy potente: unir partes de diferentes tomas. Puede que los puristas se burlen y digan que la mezcla debe captar tus habilidades tal y como son, sin embellecerlas; si una transición cerca del final ha quedado un poco rara, puedes vivir con ello o volver a grabarla entera.
No vamos a entrar aquí en los matices de este argumento. Basta con decir que es perfectamente normal grabar una mezcla y sentirse bien con todo el conjunto… excepto con una o dos mezclas que te hayan hecho estremecerte un poco. Podrías volver a grabar desde el principio para corregir esa parte. O puedes grabar una nueva toma, empezando en algún punto cercano a la sección que te gustaría cambiar, conseguir que suene como quieres y luego cambiar esa sección en tu archivo original. Una forma fácil de hacerlo es elegir un tiempo específico que sea fácil de encontrar -por ejemplo, el principio del primer compás al principio o al final de un breakdown- y hacer que ese sea el punto en el que coses tu nueva toma con la anterior.
Permitirte ese tipo de edición posterior a la mezcla es una cuestión de estilo personal y, nos atreveríamos a decir, de filosofía, que depende totalmente de ti. En cualquier caso, esto nos lleva a nuestro último consejo. Pero antes…